Ahora que todo ha quedado en un susto, podemos contarlo. Resulta que nuestro amigo Marco Pinotti -así es como le llamamos en la redacción de La Butaca, pero no tenemos ni idea de cuál es su verdadero nombre- el pasado 23 de mayo hizo algo que nos hizo temer por su vida: perderse el quinto partido de la serie ante los CAVS, algo altamente anormal en circunstancias normales.
Visto tras el banquillo de Boston en su butaca habitual (cuarto asiento, contando de derecha a izquierda), ese día una joven de apariencia asiática ocupó su butaca. Lo más sorprente es que la joven vestía una boina como las que suele llevar nuestro amigo Marco, lo que nos hizo temer aun más por su vida. ¿Lo habría secuestrado y asesinado para robarle los tickets? ¿Sería una fetichista que además le habría robado su extensa colección de boinas?
La verdad es que tras perder el G6 respiramos aliviados porque, con el equipo de vuelta a Boston, íbamos a descubrir si Marco Pinotti ocuparía de nuevo su butaca en el G7. Si volvíamos a ver a la china hablaríamos de inmediato con la policía de Boston. Aquí eso lo teníamos claro. Y es que no solo faltaba Marco, también su colega de la gorra negra, el que, a su izquierda, se pasa el partido de brazos cruzados tratando de marcar bíceps.
Pero por suerte, el G7 nos sacó de dudas. Pinotti y su colega de la gorra estaban de vuelta. Es posible que Marco no pudiera asistir al Game por negocios. Raro, pero no podemos obviar que Marco aparenta ser un tipo importante en Nueva Inglaterra. Lo que está claro es que la señorita que ocupó su lugar llevó una de sus boinas, por lo que concluimos que Marco puede fallar en algún partido, pero no sus boinas.
Seguiremos este tema.
